viernes, 24 de agosto de 2012

EL GLOBO VANIDOSO

Voy a daros a conocer el primer cuento del libro "Relatos para despertar el corazón dormido".
Espero sea de vuestro agrado.



                                  EL GLOBO VANIDOSO

            Érase una vez un globo que estaba triste y aburrido en una tienda de chucherías. Un buen día, un padre cariñoso decidió comprarlo para que jugase su amado hijo con sus amiguitos. Los niños estaban muy contentos y no paraban de decir:
            -¡Mira qué globo tan bonito! ¡Es de múltiples colores! Qué divertido es jugar con él - se lo pasaban de unos a otros en medio de risas y de jolgorio.
            El globo comenzaba a sentirse importante, porque era el centro de atención de todos los pequeñuelos. Uno de los chiquillos lo lanzó con fuerza, y éste acabó posándose en una de las ramas de un hermoso árbol y pensó:
            “¿Quién necesita a esos críos tan tontos para divertirse? ¡Son tan poca cosa comparados conmigo! Ahora tengo otro amigo mucho mejor. El árbol es mucho más grande que ellos, además me acaricia con sus verdes hojas, y me cobija entre sus fuertes ramas.”
            Enseguida apareció un hermoso pájaro, que le propuso viajar con él a países lejanos montado sobre sus alas y pensó:
            “¿Quién necesita a ese árbol tan aburrido para divertirse? ¡Es tan poca cosa comparado conmigo! Ahora tengo otro amigo mucho mejor, que vuela raudo y veloz y que me llevará a conocer lugares lejanos y apasionantes.”
            Tras varias horas de vuelo, el pájaro agotado, decidió descansar. El viento Sur comenzó a soplar y el globo pensó:
            “¿Quién necesita a un pájaro tan débil para divertirse? ¡Es tan poca cosa comparado conmigo! Ahora tengo otro amigo mucho mejor, que me hará viajar mucho más rápido y a mayor altura.  Porque mi nuevo amigo el viento, no se cansa jamás.”
            Y comenzó a volar y volar...
            El globo, henchido de vanidad y prepotencia, se sentía el dueño del Universo y no paraba de repetirse:
            “¡Que hermoso soy! ¡Tengo unos colores tan bellos!, y ¡puedo volar sobre ríos y montañas! ¡Soy tan ligero! ¡Tengo tanta gracia en mis movimientos!”
            Y subió tan alto, tan alto, que llegó hasta el Sol, y pensó:
            “¿Quién necesita a un amigo tan alocado para divertirse? Siempre de aquí para allá sin rumbo fijo. ¡Es tan poca cosa comparado conmigo! Todos quieren jugar conmigo. Pero yo soy mucho mejor que ellos. ¡Todos son tan poca cosa comparados conmigo! Pero ahora sí, ahora he encontrado un nuevo amigo: el Sol, el astro rey del Universo. Él sí me merece como amigo, además me dará calorcito y con su potente luz, hará que brillen infinitamente mis hermosos colores. Todo el mundo me verá y admirará. ¡Soy tan bello! ¡Soy como un enorme astro multicolor! Me venerarán todas las criaturas de la Tierra. ¡Todos son tan poca cosa comparados conmigo!- repetía una y otra vez.
            Tan entusiasmado estaba engordando su enorme ego, que no se percató de que se estaba acercando demasiado al Sol y que tan sólo era un  globo de goma. Se acercó tanto y tanto para lucir con el astro rey, que uno de los rayos emanados por éste le quemó haciéndole un agujero, por el que comenzó a perder aire de una forma vertiginosa. Comenzó a descender y descender hasta caer al suelo.
            El que fuera bello globo de colores, habíase convertido en un trocito de goma arrugada  que pasaba inadvertido para todo el  mundo. Ya no le querían ni el viento, ni el pájaro, ni el árbol, ni los niños... y acabó en un vertedero de basura, donde nunca más nadie le prestó atención.
            ¡Era tan poca cosa comparado con los demás!

Moraleja:
Si sólo te preocupas por engordar tu ego y los demás sólo sirven a tus intereses, la vida tarde o temprano te devolverá olvido y soledad

2 comentarios:

  1. El ego, siempre el ego, a veces pequeñas cosas nos manifiestan más que lo que creemos que es nuestra imagen.
    Me encanto tu cuento.

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    1. Querido amigo Moli, me entusiasma que el cuento sea de tu agrado.
      Un ego desproporcionado se torna en nuestro peor enemigo, haciéndonos creer que vivimos en un pedestal inexiste, del que más tarde o más temprano caeremos, dándonos de bruces con la cruda realidad.
      Un fuerte abrazo.

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