LOS BESOS DE UNA MADRE
Ensortijados cabellos de oro, inmensos ojos azules, como el cielo de
verano, y pícara sonrisa. Como un ángel
de Murillo, así era David.
Huérfano desde muy pequeño, vivía con su abuelo, un viejo pescador
enamorado del mar, en un pueblo de la bella costa cantábrica.
Despierto y locuaz, interrogaba sobre todo lo que se presentaba ante sus
expectantes pupilas.
-¿Qué son las nubes? - preguntó con los ojos muy abiertos, como si
temiese perder algún detalle de la respuesta.
- Con el calor se evapora el agua de los océanos, mares, ríos y lagos; al
llegar a las capas más altas de la atmósfera, se enfría y condensa, formando
las nubes – explicó el abuelo.
-¿La lluvia es el pis de las nubes? - continuó interrogando el niño.
Divertido ante la inesperada pregunta, respondió el progenitor, ocultando
la sonrisa que asomaba a sus labios, en
intento de evitar la sensación de burla ante su retoño.
- Las nubes no hacen pis, David. Cuando el aire cálido asciende, el vapor
se condensa; el tamaño de las gotitas de agua que forman las nubes se hace
mayor, hasta que no pueden seguir flotando en el aire y caen. Así se produce la
lluvia.
En las noches de verano el niño observaba
las estrellas junto a su antecesor, quien le contaba fantásticas historias
de princesas, dragones y corceles blancos; también de sirenas y mundos mágicos.
David abrazó al abuelo, y la ansiada pregunta salió de sus inocentes labios:
- ¿Cómo son los besos de las mamás? – quiso conocer el angelito, con un
halo de nostalgia en la mirada.
Emocionado, el anciano le estrechó contra su pecho, y conteniendo el
llanto, respondió:
- Son cálidos como los rayos del sol, dulces como la mermelada de fresa
que tanto te gusta, delicados como el aroma de las flores y únicos como la luz
de las estrellas.
FIN
Me he quedado tratando de recordar como era el beso de mamá, han pasado los años y al ocupar mi lugar de padre y abuelo confieso que lo he olvidado.
ResponderEliminarMe quedé pensando...
Un abrazo amiga.
Seguro que si haces memoria lo recuerdas; es cierto que no todas las mamás expresan el cariño del mismo modo; pero cualquier gesto amoroso que provenga de nuestros progenitores es mágico e inolvidable.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
amiga, no me podido enviarte las fotos de mis pinturas a tu correo. Me las regresa Movistar diciendo que no admite fotos
ResponderEliminarpor a tratar de enviarte las fotos de mis pinturas ahora mismo por este medio
ResponderEliminaraquí van las fotos
ResponderEliminarMaría del Mar: no se publicó más que una foto.
ResponderEliminar¿Puedo encontrar más narraciones? He visto las que has publicado en Falsaria.
Volivar (Jorge Martínez)
Si lo deseas puedo enviaete más cuentos. "Cambio inesperado" no es válido, quiero modificar algunas cosas. Un beso
Eliminarhermosa dama de la bella sonrisa: más bien me gustaría adquirir todos tus libros. Puedes indicarme, por correo, cuánto debo enviarte por transferencia bancaria.
ResponderEliminarDeseo tener en mi colección lo más hermoso que se han escrito: tus bellísimas narraciones.
Jorge Martínez. tu gran admirador.
Hola mi querida María del Mar.(amo el nombre María)
ResponderEliminarEste cuento me conmueve mucho.
No tuve una madre muy afectuosa y me recordó que sufrí la misma inquietud del niño.
Bellisimo María.
Un beso gigante
Querido amigo Ricardo; te comprendo a la perfección: Es muy triste crecer sin recibir las muestras de afecto de nuestros progenitores; imprescindibles para afianzar la seguridad y confianza en nosotros mismos.
ResponderEliminarA menudo incurrimos en el error de dar por sabido el cariño de padres a hijos o viceversa, evitando cualquier muestra de cariño. No basta con suponerlo, resulta indispensable recibirlo y ofrecerlo. Diríase que nos da vergüenza besar, abrazar o decir "te quiero".Seguro que por tu experiencia, eres un padre muy cariñoso. Muchos besos, mi querido amigo.